Difiero... al conocimiento se llega mediante el cuestionamiento.
SATISFACCIÓN, ¿PORQUÉ NO LE GUSTA A MI CEREBRO?

El fin de semana pasado platicaba con un amigo y me decía que se sentía satisfecho porque su hija se había graduado de la preparatoria, y que para él y su familia era un gran logro; sin embargo, le preocupaba cómo y dónde iba a seguir su carrera: a qué ciudad se iba a ir o en qué universidad podría estudiar; a quién conocería allá y si estaría bien en el futuro. Me llamó mucho la atención este planteamiento que quise investigar y entenderlo un poco mejor.
Primero la satisfacción es una emoción o sentimiento que se produce cuando se cumple un deseo, se resuelve una necesidad; este pensamiento positivo produce tranquilidad, sosiego. Puede darse por factores objetivos, es decir que existen, o subjetivos, lo que significa que nosotros los visualizamos.
Pero una característica que permanece en el tema de satisfacción es que es efímera, temporal, momentánea; nadie siempre está satisfecho. Incluso está demostrado que cuando sentimos satisfacción inmediatamente le decimos a nuestro cerebro que active un mecanismo de defensa y me presente qué riesgos puedo tener relacionados; esta conducta es general para todos.
Entendamos que sentir satisfacción, de cualquier cosa, es una valoración propia, de nuestro razonamiento que comprueba que un hecho real o imaginario se ajusta a nuestros deseos, y favorece mucho a nuestra salud mental; incluso hay autores que lo definen como el camino más importante para sentirnos bien.
Sería muy bueno encontrar satisfacción en cada instante de nuestra cotidianidad; sin embargo, nuestro cerebro no está programado para que nos sintamos satisfechos; desde nuestros antepasados, prefiere que sigamos desarrollando conductas de esfuerzo y mejora, nuestro pensamiento de manera natural presta atención a lo negativo —y no tanto a lo positivo—, esto nos permite anticipar riesgos y amenazas, pero nos produce ansiedad y nos impide sentirnos tranquilos; por ello, el balance que me fortalece emocionalmente tengo que elegirlo y trabajarlo, estar alertas pero al mismo tiempo satisfechos y agradecidos.
El gran autor Daniel Kahneman tiene mucho trabajo en lo que él define de su teoría al decir que nuestro compromiso en la vida no debería estar en ser felices, porque eso tiene muchos componentes de valor del momento; nuestro compromiso real debería ser sentirnos satisfechos con lo que tenemos, y esto es algo que lejos de acercarse al valor, tiene que ver con el bienestar en cualquier etapa de nuestra vida.
En pocas palabras, Mario opina que: