Difiero... al conocimiento se llega mediante el cuestionamiento.
NOSTALGIA, ¿TRISTEZA O ALEGRÍA?

En días pasados platicaba con amigos, un grupo de parejas, y empezamos a recordar temas que nos daban risa de cosas que habían pasado, anécdotas, y poco a poco se fueron convirtiendo en historias sobre distintas personas que ya no están, o bien de lugares en donde estuvimos y quisiéramos regresar, o situaciones que nos tocó vivir y que recordamos haber disfrutado; y había algo de tristeza; esto, me dijeron, es la nostalgia. Me llamó la atención y quise saber más sobre el tema.
La nostalgia habita en el pasado, pero la emoción y el sentimiento ocurre en el presente, se da cuando recordamos tiempos mejores, en los que al menos hoy creíamos estar felices: añoranza de recuerdos. Todos la hemos experimentado, pero para qué me sirve, por qué ocurre.
Su utilidad, dentro de varias, tiene que ver con la valoración que hago de mi vida: lo que he pasado, mi familia, mi casa, mi trabajo, mis amigos y mi juventud, entre otros temas, hacen que me dé cuenta en primera persona de que he sido feliz en muchos momentos, y eso me genera bienestar, una tranquilidad emocional de saber que de nuestros recuerdos podemos echar mano cuando queramos y nos mostrarán evidencia de cómo hemos crecido como personas hasta llegar hasta aquí.
Esta nostalgia nos genera reflexiones que terminan transformándose en alegría; sin duda es positivo, me da sentido.
Pero existe otro lado de la nostalgia, y tiene que ver cuando las cosas en el presente no están del todo bien —o ese es mi juicio— y voy a mis recuerdos intentando traer imágenes de cuando me sentía satisfecho. Hay personas que abusan incluso de esto, y se quedan atrapados en el pasado, así son sus pláticas, pero parten de la comparación de lo que sucedió y ya no está, y lo que ocurre en el presente genera un sentimiento de frustración, de molestia: me encontraba mejor antes que ahora… y esa reflexión describe una realidad imposible porque solo existo hoy, no tiene ninguna utilidad, solo nos genera desesperación y tristeza.
La nostalgia, de forma sana, nos lleva a recuerdos que nos generan acción en el presente, porque no parte de una comparación, sino de un reconocimiento a lo que he vivido; recuerdo que disfrutaba hacer deporte, me gustaría a partir de mañana hacer alguna disciplina; recuerdo las reuniones familiares tan bonitas, qué pasaría si propongo acercarme a los que quiero más frecuentemente; valoramos el pasado para enfrentar el presente.
La nostalgia nos genera problemas cuando nos genera una distorsión en nuestra visión del presente y el pasado, menospreciando a uno e idealizando al otro.
Lo más importante en el manejo de nuestro bienestar emocional es ordenar lo que pensamos, poner en su lugar los tiempos y los sentimientos; no vamos a dejar de reaccionar de manera natural a lo que nos sucede, pero podemos aceptar y ejercitar lo que viene después y aprender a gestionar mi ánimo de manera que beneficie mi tranquilidad, lo que me digo, y así, disfrutar libremente de mi nostalgia.
En pocas palabras, Mario opina que: