Difiero... Al conocimiento se llega mediante el cuestionamiento
PRESENCIA MENTAL, ¿PENSAMIENTO O SENTIMIENTO?

Hace poco platicaba con una persona y me describía detalladamente todas las preocupaciones que tenía, desde un tema laboral —aunque este amigo tiene un buen trabajo—, hasta temas familiares —siendo que yo conozco a su familia y es muy estable—; cuestiones de roces con sus hermanos, no obstante que él siempre los ha ayudado y acompañado, incluso veo que se llevan muy bien. En la charla descubrí que estaba verdaderamente ocupado con lo que pensaba, creando escenarios de lo que podía pasar. Estas construcciones mentales que me estaba contando, me llamaron mucho la atención.
Vivimos en un mundo de pensamiento, no de realidad, pues podemos ver claramente, si lo reflexionamos, que el pensamiento no es la realidad; sin embargo, es a través de nuestros pensamientos como se crean nuestras realidades, por eso es un tema tan complejo. Todos vivimos mediante nuestra percepción de nuestros anhelos, juicios y deseos. Y el de cada quien es distinto.
Los sucesos en nuestra vida ocurren, sin que se piense al respecto; poco después sucede el acto de pensar, ese ya depende de nosotros; y, posteriormente, viene el acto de sentir, y ahí es donde empezamos a generar espirales positivas o negativas.
Por ejemplo, supongamos que no te gusta tu trabajo; desde ahí, ya es un juicio que proviene de pensar que no te gusta, y defines que te genera mucho estrés, ansiedad y frustración; te molesta, incluso, ir cada día a hacerlo; solo recordarlo te genera intranquilidad. Pero en este momento estás sentado en la sala de tu casa con tu familia, es domingo y están viendo juntos un programa de televisión; y tú, de repente, empiezas a pensar en temas laborales, te angustias, generas muchas maneras en tu mente de resolver esos asuntos en los que estás reflexionando, en ese momento los integrantes de tu familia están teniendo una experiencia totalmente distinta a la tuya, aunque en el presente a todos les está ocurriendo lo mismo: están viendo la tele. Fíjate cómo creaste una percepción por completo distinta a la realidad que estás experimentando en ese momento, aunque no estés físicamente en él.
Si fuera verdad que los acontecimientos externos nos definen, te deberías sentir feliz porque estás tranquilo con tus seres queridos viendo un programa, pero no es así, nos sentimos como pensamos, recuérdalo, primero pienso y luego siento.
Estar mentalmente en el presente es un ejercicio que desde hace muchos años se ha estudiado, hay técnicas específicas para tratar de fomentarlo, meditación, respiración, ejercicio, entre muchas otras; pero qué tienen en común todas: tienes que hacerte consciente de lo que piensas, detener tu pensamiento cuando destruye y fomentarlo cuando construye; es un trabajo diario, difícil, me tengo que decir a mí mismo “detente, lo que estás pensando no está pasando”; y más aún, puede ser que en la mayoría de los casos nunca ocurra.
Para el ejemplo que mencioné líneas arriba, haz un ejercicio sencillo: cómo sería si empezaras a generar pensamientos con la idea clara de que no odias tu trabajo, tómate un tiempo, detén todas las demás reflexiones y produce pensamientos positivos; sí es posible hacerlo, requiere de nuestra determinación, pero sobre todo de vivir en el presente.
En pocas palabras, Mario opina que: