DIFIERO… AL CONOCIMIENTO SE LLEGA MEDIANTE EL CUESTIONAMIENTO
El miedo, nuestro acompañante
“Solo es valiente aquel que tiene miedo”, leí esta frase de Aristóteles y me quedé reflexionando sobre esta emoción tan importante en nuestras vidas; todos la experimentamos, e incluso esta sensación desagradable e intensa ante la percepción de un peligro real o imaginario es de las pocas que compartimos con los animales.
El miedo habita en nuestros pensamientos, siempre en el presente y se proyecta hacia el futuro partiendo de la creencia de que algo negativo pasará; su función principal es de supervivencia, de cuidarnos, pero en muchas ocasiones nos frena, nos paraliza, provocándonos cambios corporales como el sudor, el ritmo cardiaco acelerado, el temblor y hasta el llanto; todo ello deviene en una intranquilidad general que proviene de nuestro cerebro, antes de que nuestra razón decida.
¿Qué origina el miedo? La falta de respuestas, de conocimiento sobre lo que va a suceder. Es por ello que muchos autores consideran que el miedo es algo que se va aprendiendo, que siempre nos acompaña y va creciendo con nosotros conforme aumentan nuestras dudas o preguntas que consideramos sin resolver. Enfrentar el miedo tiene su palanca en la motivación, en nuestro cerebro; para vencer el miedo necesito un ¿para qué?, y el truco aquí consiste en encontrar una motivación mayor que el miedo mismo.
Existe un concepto que se refiere a la generalización de respuestas, es cuando nuestro cerebro analiza y con base en la experiencia prevé las futuras consecuencias; toma una postura que minimiza el probable resultado negativo, encuentra una motivación, y manda la señal a través de una acción para afrontarlo, cuando decidimos no hacerlo así y nuestro cerebro envía una señal desproporcionada ante la situación se le considera una fobia. Tener miedo es inevitable, afrontarlo es nuestra decisión; es un hábito que tenemos disponible: recordemos a nuestros héroes a quienes los consideramos así porque creemos que ellos pueden. O nosotros mismos, cuando éramos niños y temíamos a la oscuridad, y logramos superarlo porque lo elegimos: vencer nuestros miedos requiere un nivel grande de compromiso y tiene que ver directamente con lo que pensamos.
En pocas palabras, Mario opina que: