DIFIERO... AL CONOCIMIENTO SE LLEGA MEDIANTE EL CUESTIONAMIENTO
El agradecimiento, forma de hacer... la gratitud, forma de ser
Hace algunos días platicaba con un buen amigo que siempre se queja de que no le va muy bien, y me contaba que había recibido una buena noticia respecto de la salud de una de sus hijas; me dijo que se sentía muy agradecido. Me llamó la atención su comentario y quise investigar sobre ese sentimiento.
La gratitud es un ejercicio necesario, personal, para valorar lo que se tiene; es lo contrario a la queja, es una fortaleza humana que nos ayuda a estar conscientes; es decir, a darnos cuenta de que en el presente lo bueno que nos sucede —como todas las emociones— ocurre en mi cerebro.
Si buscamos los elementos para que se produzca el agradecimiento, podríamos encontrar tres, el primero tiene que ver con percibir que algo nos beneficia y entonces le otorgamos un valor; el segundo es descubrir el agente que nos produce ese valor, pueden ser personas o circunstancias; y el tercero es reconocer que ese beneficio ya es propio, ya ocurrió. En esa búsqueda, les comparto que también encontré que la gratitud se puede manifestar de diferentes maneras y una de ellas es como una emoción donde nos ocurre como una vivencia, breve, precisa e intensa, en respuesta a un evento externo que para nosotros tiene significado.
Pero también el agradecimiento se puede dar como un estado de ánimo, sucede cuando este sentimiento nos acompaña de manera estable por un periodo, nos sentimos agradecidos durante un día o varios, nos acordamos de lo bueno que nos pasó. Pero lo que más me llamó la atención es que hay personas que el agradecimiento lo tienen como rasgo afectivo, es decir como una tendencia generalizada a reconocer y responder con emociones de gratitud de largo plazo; claro, siempre con sus pausas, pero se hace parte de su personalidad y la convierte en una estructura positiva.
Las personas que desarrollan este rasgo se sienten agradecidas tanto por una acción benevolente concreta de otra persona —que te den un regalo o te donen sangre, por ejemplo—, pero también por circunstancias que habitualmente son dadas por sentado, como pueden ser la salud o la vida misma, por mencionar algunas. Este comportamiento y forma de ser se desarrolla y ejercita todos los días trabajando en nuestros pensamientos pues me siento mejor cuando estoy agradecido física y mentalmente; a esto se le denomina gratitud disposicional: tengo ganas de estar agradecido; y este sentimiento nos ayuda mucho a estar de acuerdo con lo que nos pasa, más tranquilos y, por tanto, más felices. Un corazón agradecido, sin duda, tiene muchas ventajas.
En pocas palabras, Mario opina que: