Difiero, Al conocimiento se llega mediante el cuestionamiento...
La envidia, ¿soy yo, o los demás?
Hace unos días, leía un artículo en una revista y me encontré una frase que me hizo pensar; decía que "La envidia es el arte de contar las bendiciones del otro en lugar de las propias", me llamó mucho la atención y decidí investigar más sobre este tema.
La envidia es una emoción tan antigua como la humanidad, es un sentimiento de tristeza por algo que no se tiene y desearía tener, y que otra persona posee; es un malestar ante la alegría del otro, nace de un pensamiento personal de comparación, sobre todo social; normalmente es un sentimiento destructivo, es decir no me sirve, pero lo genero; la envidia en realidad es un deseo propio.
La envidia crece a medida que lo permito, que dejo que me controle una emoción que me afecta, y siento que tiene que ver con los demás cuando en realidad solo es conmigo, incluso puede ser que la otra persona ni siquiera lo sepa, o que no sea real la interpretación que yo estoy dando del bienestar que la otra persona tiene.
La importancia de gestionar nuestras emociones tiene que ver con el hecho de cómo reacciono ante ellas, no puedo evitar sentirlas, pero sí puedo decidir en quién me convierto cuando siento algo, qué pensamientos genero; somos esa fábrica de reflexiones interiores que construyen o destruyen, está a nuestro alcance desarrollar poco a poco la habilidad para producir pensamientos que me hagan sentir mejor.
La envidia tiene que ver con una baja valoración propia, con la falta de autoestima, y no ocurre cuando respetamos y aceptamos lo que somos, y no sentimos ninguna humillación por algo que tiene que ver o le sucede a otro, estoy bien conmigo.
Está comprobado que las personas que menos experimentan envidia son las que más tienen cualidades de humildad, que respetan al otro porque primero se respetan ellos, y que a la par tiene una estricta correlación con el bienestar emocional. Solo se puede ser humilde cuando reconozco que valgo y no tiene que ver con buscar situaciones externas a mi persona.
En tema de emociones, soy, gran parte del tiempo, el efecto de lo que me digo.
En pocas palabras, Mario opina que: