Amor

16 septiembre, 2024
Amor

DIFIERO… AL CONOCIMIENTO SE LLEGA MEDIANTE EL CUESTIONAMIENTO

El amor, ¿propio o ajeno?

El amor, ¿propio o ajeno?

Hace unos días escuchaba a un joven comentar lo difícil que era encontrar el amor, que las parejas que había tenido le duraban muy poco y que, incluso, sentía que no era capaz de llevar una relación. Me llamó la atención su comentario y quise reflexionar sobre ese tema, así que me dispuse a leer para entenderlo mejor.

El amor, sin duda, es un enigma que, a lo largo de la historia, ha interesado a personas de todas las razas y talentos, entre ellos escritores, músicos, psicólogos y filósofos. Es una emoción compleja que se encuentra en el núcleo de nuestras relaciones, tiene un impacto importante y duradero en nuestras vidas, en nuestro desarrollo personal y en la manera en que nos relacionamos con los demás. El amor es multifacético: puede ser espontáneo y surgir en el momento menos pensado, o bien, ser una decisión consciente que genera un compromiso personal con algo o alguien.

Existen diferentes tipos de amor: por la pareja, por la familia, por los amigos... Pero existe uno que, creo, tiene una enorme fuerza, y es el amor por uno mismo, al que considero la base de los demás amores que logramos formar. El amor propio es un ingrediente muy importante para gozar de bienestar y lo podemos definir como la aceptación de los sentimientos que tenemos por nosotros mismos, hacia nuestro físico, personalidad, carácter, actitudes y comportamientos.

Entre las cosas que leí que me gustaron, decía un autor que amarse a uno mismo es el comienzo de un romance de por vida; pues en la medida en que reconozco el valor que tengo, sin duda se puede reconocer más fácilmente el de los demás, porque no estoy buscando en otro lugar cómo llenar mis carencias, sino que las entiendo, las acepto y busco cómo atenderlas. Es muy común confundir amor con dependencia emocional, cuando la necesidad de estar con la otra persona se basa en mi inseguridad personal o en el miedo a estar solo. Eso produce una relación desequilibrada, donde la felicidad de una persona parecería depender de otros, cuando, en realidad, debe basarse en que estemos bien personalmente, trabajando nuestros pensamientos, por más complejos que sean, y relacionándonos de manera amorosa y saludable con las personas que nos rodean. Encontremos en nosotros mismos una razón para sonreír, y con esa sonrisa, estoy seguro de que contagiaremos a muchos más.

En pocas palabras, Mario opina que:

Aprender a ser imperfectos, cometer errores y aprender de ellos es la definición de amor propio.

ATISBOS DE CONCIENCIA

¿Sabemos qué es el amor?

¿Sabemos qué es el amor?

Es probable que cuando escuchamos la palabra amor, la relacionemos con el amor romántico. El amor inspira, el amor alegra nuestra vida, el amor motiva y creo que el amor nos despierta esa sensación de estar vivos, plenos y satisfechos. Todos sabemos lo que es el amor, pero cada quien lo conceptualiza de diferente manera, o lo vive de diferente forma. Para mí, el primero y más grande amor humano es el que nos tenemos a nosotros mismos, y es al que oriento este escrito.

Ese amor propio, o autoestima, depende en gran medida de cómo nos sentimos amados en el inicio y durante los períodos más sensibles de nuestro desarrollo infantil. Estoy convencida de que no es posible amar de verdad, cuando no hemos logrado amarnos de verdad; y nos amamos de verdad cuando hemos vivido la experiencia de sentirnos amados. Así de complejo, y al mismo tiempo sencillo de comprender, es el desarrollo de nuestra capacidad de amar. 

Pero ¿qué es sentirse amado? Pienso que esta sensación nos llega cuando tenemos la certeza de nuestra valía, cuando somos respetados, cuando somos considerados en nuestras necesidades, deseos y expresiones. Si esto se logra en los primeros tiempos de nuestra vida, se instala la experiencia interna de ser amado. Y es así como aprendemos también a amarnos y a amar a los demás. 

En mi práctica privada escucho muchas historias de vida, muchas experiencias y, además, conozco la mía propia. Muchas veces, en una relación, hemos confundido el amor con acciones inadecuadas que solo conducen a reducir el amor propio del otro. Un ejemplo es hacer por el otro lo que el otro puede hacer por sí mismo, lo cual le envía el mensaje de que “no puede”, asestando un golpe bajo a su autoestima. ¿Cómo entonces el otro podrá amarse y sentirse valioso, si tiene esas discapacidades interiorizadas? O bien, ¿cómo puede alguien sentirse amado cuando es criticado, juzgado o golpeado? Y así comienzan muchos niños la vida, minando su capacidad de amarse y pensando que eso es el amor, porque proviene de sus padres. 

¿Sabemos qué es el amor? Cada quien lo sabe, y cada quien lo siente a su manera y de acuerdo a su propia experiencia. Cada quien lo percibe, o lo inspira, o lo brinda a su manera. Yo no creo que sentir mariposas en la panza sea amor. Yo no creo que darles a los hijos ciegamente lo que no tuvimos sea una muestra de amor. Yo no creo que celar a la pareja bajo control demuestre amor. Yo creo que mientras más nos amamos a nosotros mismos, más claro tendremos cómo podemos amar a los demás.

En pocas palabras, Norma opina que:

El primero y más grande amor humano es el que nos tenemos a nosotros mismos, y su dimensión proviene de la intensidad con que nos hemos sentido amados en los primeros tiempos
de nuestra vida.

CREER PARA VER

Te dedico esta canción

Te dedico esta canción

Hoy nos toca hablar de una gran emoción: el amor. Y no pude encontrar una mejor manera de abordar el tema que a través de la música. Desde que compré con mis ahorros mi primera batería a los 10 años, la música ha sido parte crucial en mi vida. He tocado en varias bandas y distintos escenarios, aprendido a tocar otros instrumentos como la guitarra y el piano, y he descubierto que, en mi opinión, no hay mejor forma de expresar el amor que a través de la música.

Investigando, me topé con un dato interesante: más del 70% de la música en sus distintos géneros trata sobre temas de amor. ¡Wow! Qué bonito ¿no? Es por esto que no es raro que seguido dediquemos esa canción a alguien especial y que eso nos lleve a fortalecer nuestras relaciones así como a generar grandes recuerdos. 

Y bien, ¿por qué la música tiene ese poder? y ¿qué hay detrás de esa conexión entre la música y el amor? Está comprobado científicamente que al estar enamorados nuestro cerebro se inunda de una serie de químicos como la serotonina, la dopamina y las endorfinas. Estos neurotransmisores no solo nos hacen sentir ese cosquilleo en el estómago, sino que también juegan un papel importante cuando escuchamos una canción que nos recuerda a alguien especial. Estás en el carro, pones esa canción y se vienen los recuerdos de momentos compartidos y hasta el olor de su perfume, ¿apoco no? Esto sucede porque nuestro cerebro asocia la música con las emociones que sentimos en aquel momento compartido.

Leyendo un poco más me encontré con un estudio del año 2017 titulado Correlatos neuronales del fenómeno de la música popular: evidencia a partir de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) y tomografía (PET). El estudio investiga las correlaciones neuronales del fenómeno de la música, centrándose en cómo diferentes áreas del cerebro se activan cuando las personas escuchan música que les resulta emocionalmente significativa o placentera. A este proceso se le llama condicionamiento operante, que ocurre cuando repetimos una conducta (como escuchar una canción) porque nos provoca una sensación agradable. Así, una canción que escuchamos mientras estamos enamorados se nos queda grabada para siempre y la relacionamos con ese bonito recuerdo.

Lo más interesante es que no es solo la letra o el significado el que nos impacta, está comprobado que el ritmo, la melodía, el tono, etc. se combinan para crear una experiencia emocional difícil de olvidar. La música, al igual que el amor, tiene la capacidad de transportarnos a un viaje emocional profundo y es así como en esos momentos de enamoramiento se vuelve común que utilicemos este gran arte para ponerle palabras a lo que a veces no podemos expresar. Te invito a hacer un pequeño ejercicio: al terminar de leer este artículo, envíale un mensaje a esa persona especial y dile “Te dedico esta canción”, me compartes qué tal te fue.

Aprovecho esta última línea para dedicarle un pedacito de una gran canción a mi bella esposa Kristhell: “Te regalo mis piernas, recuesta tu cabeza en ellas; te regalo mis fuerzas, úsalas cada que no tengas; te regalo las piezas que a mi alma conforman, que nunca nada te haga falta a ti, te voy a amar hasta morir”. Gran canción de Carla Morrison, se las recomiendo. Gracias por estar aquí. ¡Te abrazo!

En pocas palabras, Kush opina que:

La música es una forma poderosa de expresar el amor, ya que su capacidad para evocar emociones y recuerdos se debe a cómo nuestro cerebro responde a las melodías y letras que la componen

ATREVERSE A IMAGINAR Y APRENDER

Practicando el amor propio

Practicando el amor propio

Tengo días pensando en cómo escribir acerca de un sentimiento sobre el cual se han hecho miles de películas, libros, poemas, canciones y todo tipo de demostraciones. En realidad, creo que del amor se ha dicho todo; sin embargo, creo que hablar sobre él o definirlo no necesariamente nos lleva a identificarlo, sentirlo ni mucho menos vivirlo.

Últimamente creo que el mundo está sufriendo niveles muy altos de desamor y desconexión. En las últimas semanas me he sentido vacía e intranquila; me di cuenta de que era algo más que el cansancio habitual, por lo que me senté e intenté conectar conmigo para entender qué me pasaba. Me di cuenta de que me estaba costando mucho trabajo conectar con la esperanza y la posibilidad de que el mundo puede ser mejor. Hasta el momento de escribir esto, me llevó a intentar conectar con este sentimiento de la manera más pura y regresé a dos libros que me han ayudado a agrandar un poquito mi corazón y mi mente para entender y vivir el amor desde una perspectiva que me parece real, aunque nada sencilla.

El primer libro es de Bell Hooks y se llama Todo sobre el amor, del cual quiero destacar una de sus frases, que dice: “Todos quieren saber más del amor. Queremos saber qué significa querer, qué debemos hacer en nuestra vida diaria para querer y ser queridos”.  Siempre he dicho que nadie da lo que no tiene, por lo que primero tenemos que empezar con querernos de manera incondicional y elegir el amor antes que el miedo. Eso se dice muy fácil, pero ¿qué significa en realidad? Necesitamos integrar nuestras emociones con nuestros pensamientos y con nuestras acciones. El amor es una práctica, es más que un sentimiento, es una acción; es algo que haces, no es algo que te sucede. Esto me lleva al segundo libro Quiérete como si tu vida dependiera de ello, de Kamal Ravikant, el cual me lleva a entender que durante nuestra vida experimentamos el amor de muchas formas. Queremos a nuestros papás, a nuestra familia, a nuestros hijos, a nuestras parejas, a nuestros amigos; pero ¿qué tan seguido nos queremos realmente a nosotros mismos? Nos ponemos al último y después nos preguntamos por qué no somos felices. Querernos a nosotros mismos primero es una decisión y cuando la tomamos, todo lo demás se acomoda.

Aprender a querernos es un viaje que implica perdonarnos por nuestros errores y aceptarnos por quienes somos; hacer un compromiso con nosotros mismos y hacernos responsables de nosotros mismos y nuestras decisiones. De acuerdo con Ravikant, el tercer paso es establecer un ritual que se convierta en un hábito que funcione para nosotros y practicarlo, este puede ser meditar, escribir, escuchar música; conectar con nosotros mismos y quienes somos para poder después conectar con el mundo. El viaje de querernos sin duda es uno que vale la pena pues la relación más importante que vamos a vivir en la vida es con nosotros mismos, recordemos que somos seres mágicos que merecemos todo lo bueno que hay en este mundo y todo el amor que podemos darnos para después practicarlo con quienes tenemos cerca.

En pocas palabras, Andrea opina que:

Necesitamos integrar nuestras emociones con nuestros pensamientos y acciones. El amor es una práctica, es más que un sentimiento, es una acción; es algo que haces, no es
algo que te sucede.

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