ATREVERSE A IMAGINAR Y APRENDER

PRACTIQUEMOS SENTIRNOS ORGULLOSOS DE NOSOTROS MISMOS

PRACTIQUEMOS SENTIRNOS ORGULLOSOS DE NOSOTROS MISMOS

Para mí, sentir orgullo de mí misma es de las cosas que más trabajo me cuestan. Es una de las cosas que trabajo con mi hijo pues considero que lo más importante es tener ese reconocimiento interno que nos dé satisfacción en lugar de buscarla en el exterior. Trato de no decirle que me siento orgullosa de él o de lo que logra, sino decirle: Me siento feliz por ti, espero que tu te sientas muy orgulloso de ti mismo. Al escribir sobre esta emoción vinieron a mi mente varias preguntas: ¿Por qué dudamos tanto en compartir las cosas que creamos, las ideas que tenemos, los regalos que tenemos para dar, los proyectos que pasamos años desarrollando, el trabajo que tenemos para ofrecer al mundo? ¿Por qué nos preocupamos tanto por lo que pensará la gente? ¿Por qué nos sentimos mal al hablar sobre las cosas que nos apasionan, las cosas que estamos aquí para hacer, las cosas que hacemos, construimos y sacamos de nuestro corazón, de nosotros mismos?

Para mí, es más fácil estar para todos cuando dudo de mí que cuando me siento orgullosa.  Es más fácil estar para todos cuando evito destacarme en mis dones, mis talentos, mi trabajo. Para la mayoría resulta más agradable el sufrimiento compartido que el orgullo por lo que sí tenemos y somos. El sufrimiento compartido es más sencillo que ver a alguien adueñarse de sus dones, que ver a alguien compartir con orgullo su trabajo. Vivimos en una sociedad que ama cuando dudamos de nosotros mismos, nos cuestionamos, nos mantenemos pequeños e incrédulos de nosotros mismos y evitamos brillar demasiado.

Con el tiempo, y los años transcurridos, he entendido y hecho las paces conmigo pues nada de esto es en realidad mío, se trata de patrones que tengo, comportamientos que me han marcado, creencias que he heredado. Cosas que comenzaron fuera de mí y han encontrado su camino hacia adentro... lo que significa que también pueden encontrar su camino de regreso. Lo que hago es practicar lo que promuevo en mi hijo, aunque no sea tan natural dentro de mí.

Sentirme orgullosa de mí es honrar quién soy, lo que ofrezco, todo lo que aporto a las cosas que elijo compartir y a las personas con quienes las comparto. Es un espejo, un recordatorio de que otros también pueden celebrarse ellos mismos, que hay espacio para que todos nos reconozcamos y seamos vistos en nuestros dones. Es una desintegración de los condicionamientos y mensajes dañinos sobre lo que significa gustarnos a nosotros mismos, que nos guste nuestro trabajo, saber qué hacemos bien y para qué somos buenos. Dejemos de lado la idea de que debemos ser humildes con quienes somos, lo que tenemos y hemos logrado, pues sin duda todo eso lo hemos conseguido a base de lo que existe dentro de cada uno de nosotros.

En pocas palabras, Andrea opina que:

Sentirme orgullosa de mí es honrar quien soy, lo que ofrezco, todo lo que aporto a las cosas que elijo compartir y a las personas con quienes las comparto. Es un espejo, un recordatorio de que otros también pueden celebrarse ellos mismos, que hay espacio para que todos nos reconozcamos y seamos vistos en nuestros dones

¡MENSAJE ENVIADO!

Tu mensaje ha sido enviado correctamente, en caso de ser mecesario nos pondremos en contacto contigo, ¡hasta pronto!