Atisbos de Conciencia

LO DESEO, PERO NO PUEDO HACER NADA: LA IMPOTENCIA EMOCIONAL

LO DESEO, PERO NO PUEDO HACER NADA: LA IMPOTENCIA EMOCIONAL

Mi análisis semántico sobre la palabra impotencia es este: la potencia es el poder. Una fuente de potencia es una fuente de poder. Así entonces, cuando tenemos o sentimos la potencia nos llega la sensación de que podemos. Bajo esa perspectiva, existen dos polarizaciones: la prepotencia y la impotencia. La prepotencia es la actitud que nos adjudicamos cuando creemos tener mayor poder, mayor capacidad o mayor autoridad que otros. Es un comportamiento que se caracteriza por el abuso del poder y la arrogancia. En el extremo, la impotencia es esa sensación intensa que nos invade cuando nos damos cuenta de que no tenemos control sobre alguna situación que nos afecta, ya sea porque no podemos hacer nada ya que no depende de nosotros, o porque las acciones de otras personas son las que afectan nuestro bienestar. Bajo este análisis me resulta muy fácil comprender cómo en una relación donde alguien se comporta de manera prepotente, la otra parte se pueda sentir impotente. 

Cuando ante una situación que enfrentamos surge la impotencia, nos llenamos de frustración y puede llegar a ser una experiencia agotadora, ya que al mismo tiempo queremos resolver y vivimos un gran caos buscando maneras para lograrlo. Este estado emocional puede provocar en nosotros ansiedad y, en el caso de las relaciones, un alejamiento de la otra persona que, claramente a nuestros ojos, no contribuye a satisfacer nuestras necesidades.

Hay una gran diferencia entre sentir impotencia por situaciones del contexto o situaciones internas, como pueden ser una enfermedad o un sentimiento que no podemos manejar; y sentir impotencia en situaciones en el terreno de una relación interpersonal. Para mí es muy claro, en mi experiencia al atender a otras personas, detectar los grandes estragos que se ocasionan en los niños y adolescentes por el abuso del poder de los padres, o en las personas en general por el abuso del poder en sus relaciones laborales o personales. Y es que hay que decirlo: en todas las relaciones de jerarquía con autoridad hay poder. El problema surge cuando se abusa de este, cuando surge la prepotencia. Y el resultado en la relación es la sensación de impotencia del otro, al no sentirse escuchado o sentirse controlado sin consideraciones. El aislamiento o alejamiento en la relación es entonces una reacción esperada y comprensible: nadie queremos estar en una relación, o en una situación, en la que no nos sentimos capaces, o entendidos, apreciados, respetados o libres para manifestarnos. El abandono de la relación es, pues, el resultado más común. 

Triste realidad cuando esto se provoca en niños y adolescentes que aún no cuentan con la fuerza y los recursos suficientes para abandonar la relación. Su alejamiento, entonces, es emocional. Y es así que se produce la fractura de las relaciones paterno-filiales.

En pocas palabras, Norma opina que:

Ante la prepotencia del otro, el resultado es la sensación de impotencia. Esto prepara el camino para el abandono de la relación... en el mejor de los casos.

¡MENSAJE ENVIADO!

Tu mensaje ha sido enviado correctamente, en caso de ser mecesario nos pondremos en contacto contigo, ¡hasta pronto!