ATISBOS DE CONCIENCIA

La ira como expresión máxima del enojo

La ira como expresión máxima del enojo

Para comprender mejor el sentimiento de la ira, considero que conviene distinguir los diversos sentimientos que están en esta gama. En orden creciente: molestia, enojo, coraje e ira. Como podemos ver, la ira es el punto máximo y eso nos permite comprender que la ira es una emoción que se genera cuando otras, como la molestia o el enojo, se han exacerbado. ¿Cómo puede ser que una molestia se transforme en ira?

He compartido antes en estos atisbos de conciencia la importancia que tiene la expresión emocional, a diferencia del riesgo de la represión emocional. Un indicador de buena salud mental es precisamente que la persona tenga la capacidad de reconocer, nombrar y expresar sus emociones. Quien no tiene esta capacidad, porque vive en la represión, tiene muchas más probabilidades de vivir eventos de trastornos de salud física o mental, ocasionados por la energía contenida que se asocia a la emoción que no se expresa.

Así pues, cuando el sentimiento de molestia ante un evento no es liberado, y los eventos se repiten, esa molestia acumulada crece hacia una emoción superior como es el enojo; y si la represión continúa, se escala hacia el coraje, continuando después a la emoción de la ira. Una expresión de ira nos habla de molestia, enojo y coraje acumulados, no expresados. Podemos entonces comprender que una persona que responde con ira ante una situación cualquiera, ha tenido ya anteriormente experiencias de maltrato, oposición, impotencia ante un abuso, que se han ido guardando.

Sentir molestia o enojo es inevitable. Como ahora sabemos, las emociones nos avisan de una necesidad sin cubrir. En el caso del enojo nos avisa que hay un límite que se ha transgredido. Desde niños vivimos experiencias que transgreden nuestros límites, y somos víctimas del abuso de los adultos que con su poder quieren insertarnos en la vida. Este acumulado de enojo, al no poder ser atendido por la vulnerabilidad que conlleva ser niño, se va transformando en coraje y en muchas ocasiones llega al punto máximo de ira, con manifestaciones de querer atacar, lastimar e incluso destruir. Por eso en ocasiones juzgamos a las personas como irascibles y las etiquetamos sin considerar que sus reacciones de ira pueden ser solamente la expresión de su molestia o su coraje guardado, acumulado y no expresado.

En pocas palabras, Norma opina que:

El riesgo de no expresar el enojo primario es el sentimiento de la ira

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