Frustración

11 noviembre, 2024
Frustración

Difiero... al conocimiento se llega mediante el cuestionamiento

¿HAY QUE APRENDER A FRUSTRARNOS?

¿HAY QUE APRENDER A FRUSTRARNOS?

En la comida, platicaba con mis hijos de 15 años. Les pregunté qué sentían cuando algo no les salía como esperaban. Me respondieron que se sentían frustrados y que era un sentimiento que experimentaban con frecuencia; incluso mencionaron que era un tema recurrente en sus pláticas con amigos. Con el fin de entender más sobre el tema, decidí investigar.

La frustración es una respuesta emocional que surge cuando tenemos un deseo, una necesidad o un impulso que no logramos satisfacer. Este sentimiento genera ira, molestia o decepción, y generalmente desemboca en enojo y luego en tristeza.

Lo primero que hay que entender es que la frustración es una respuesta primaria e instintiva que todos sentimos, aunque la experimentamos con distinta intensidad y provoca diferentes conversaciones en cada uno de nosotros. El punto clave radica en nuestra capacidad para gestionar y aceptar la discrepancia entre lo ideal y lo real.

Vivimos en un mundo que, a través de pláticas, redes sociales y relaciones interpersonales, nos envía constantemente imágenes y mensajes de perfección. Es natural aspirar a ello, pero está comprobado que esa perfección no existe y que solo genera frustración. Cuando me frustro, el pensamiento que experimento tiene que ver con una vivencia emocional elaborada por mí mismo a partir de una situación real que he vivido.

En la frustración, las expectativas que generamos antes de la situación frustrante juegan un papel determinante. Es decir, yo mismo determino mi frustración desde antes y la activo inmediatamente después de percibir un resultado adverso.

Es importante no confundir la frustración con la derrota, ya que no tienen relación. El resultado de cualquier situación que enfrento ocurre en el presente y no determina el futuro, ni generaliza todo lo que me sucede. Mi realidad siempre estará compuesta de cosas que valoro como positivas y también de negativas; es un agridulce constante.

Cada persona debe activar herramientas que le permitan enfrentar la frustración y transformar sus reflexiones. Por ejemplo, analizar claramente qué me hace sentir frustrado, aceptar lo que pasó, ser flexible con mis expectativas, agradecer lo que ya tengo, aprender de mis errores con humildad y no temer pedir ayuda. Todas estas actividades me estimulan a salir de esta situación.

Es necesario aprender a frustrarnos. Recordemos que la vida incluye una gran dosis de frustración, pero poner límites y trabajar en sentirme bien es una tarea que, a todas las edades, nos genera bienestar, y eso depende de mis pensamientos.

En pocas palabras, Mario opina que:

La frustración es una respuesta primaria e instintiva que todos sentimos, pero la experimentamos cada uno con distinta intensidad. Necesitamos desarrollar nuestra capacidad para gestionar y aceptar la discrepancia entre lo ideal y lo real.

Atisbos de Conciencia

LA FRUSTRACIÓN COMO OPORTUNIDAD

LA FRUSTRACIÓN COMO OPORTUNIDAD

Supongamos que queremos lograr o realizar algo, ya sea un plan que nos emociona, la preparación de una comida, un trabajo importante o, incluso, cuando queremos convencer a alguien de una idea con nuestros mejores argumentos y por cualquier obstáculo no lo conseguimos; es así como se detona ese sentimiento tan incómodo que se llama frustración. 

Me he dado cuenta de que la vida transcurre entre experiencias que nos causan placer, y otras que nos causan dolor. Y al parecer nuestra tarea de sobrevivencia es mantener el equilibrio emocional que nos permita seguir avanzando con salud mental ante nuestras circunstancias. Nada más productivo para nuestro crecimiento que superar los momentos dolorosos con nuestros propios recursos. Y cuando hablo de dolor me refiero a esa gama de sentimientos de los que no nos gusta sentir, los llamados negativos. Entre ellos, la frustración.

Manejar la frustración es una gran habilidad que requiere práctica, pero sobre todo requiere suficiente conocimiento de uno mismo para desarrollar la resiliencia, esa actitud que nos permite atravesar esos momentos con la certeza de que estaremos bien, sin quedarnos como víctimas de nuestras circunstancias.

Los recursos que pueden ayudarnos en momentos de frustración para recuperar nuestro equilibrio emocional son realmente los mismos que nos ayudan ante cualquier sentimiento que nos perturba: uno de ellos es evitar negar o reprimir el sentimiento y reconocerlo, ponerle nombre. Hacerlo consciente e identificar cómo está impactando en nosotros en ese momento. Otro recurso importante es por supuesto la respiración consciente que nos ayuda a calmarnos para ver con claridad. Y en especial para la frustración, revisar qué tanto de ella está relacionada con nuestras expectativas poco realistas, o ver si fallamos en considerar algunos factores que pudieron ser previsibles y pudimos haber controlado. 

Ante la frustración, conviene practicar el optimismo realista, la flexibilidad para buscar soluciones alternativas y el análisis a posteriori, consciente y honesto, para descubrir qué tanto de nuestra frustración está relacionado con aspectos de nuestra personalidad que requieren un trabajo interior, como puede ser la impaciencia u otros factores como la falta de preparación o la falta de visión.

Una gran frustración puede marcar nuestro caminar por la vida abrumándonos de tal manera que renunciemos a seguir intentando. Por eso resulta de gran utilidad la introspección y el autoconocimiento para saber si estamos tomando decisiones conscientes o nos estamos dejando llevar por este sentimiento.

En pocas palabras, Norma opina que:

El mayor riesgo de experimentar frustración es permitir que nos abrume y renunciemos a seguir intentando.

CREER PARA VER

¡QUIERO HACER COSAS IMPOSIBLES!

¡QUIERO HACER COSAS IMPOSIBLES!

Hoy vengo a hablarte de la frustración y quiero hacerlo a partir de algunas experiencias propias y aprendizajes, para ver si de esto tú también puedes obtener una reflexión valiosa.

En 2010, fundé mi agencia de marketing junto a mi hermano, Juan Pablo, y nuestro amigo Alejandro De la Garza. En esos primeros días, estábamos eligiendo el nombre de la razón social de la empresa. Los tres compartíamos una afinidad por la música de Gustavo Cerati y, en honor a su canción, decidimos llamarla "Cosas Imposibles S.C." Nos gustaba la idea de esa línea: "Quiero hacer cosas imposibles". Sin embargo, fue hasta hace unos años cuando empecé a usarla como un mantra dentro de la agencia, tanto con mi equipo como con nuestros clientes. Hoy, nuestras presentaciones cierran con un “¡Hagamos cosas imposibles!”, frase que siempre saca una sonrisa y nos motiva a todos a seguir avanzando.

Esta frase, sin embargo, ha estado acompañada de muchos momentos de frustración. Emprender no ha sido fácil, y menos alcanzar esas “cosas imposibles”. Te confieso que ha habido momentos en los que he pensado en quitarla de la mesa, de las presentaciones y de nuestras camisetas porque, a veces, me provoca esa sensación de no estar dando lo suficiente. He sentido que no estoy logrando esas “cosas imposibles” y que me exijo demasiado. Pero con el tiempo he aprendido a no ser tan duro conmigo mismo, a reconocer mis logros y a valorar el esfuerzo de mi equipo, que me ha ayudado a llegar a donde ahora estoy.

A ti, que probablemente estás emprendiendo una nueva idea y que, como todos, te enfrentas a la frustración, te digo que estos momentos no van a desaparecer; vendrán días oscuros, llenos de incertidumbre. En esos días, una frase del libro Inquebrantables de Daniel Habif ha sido como un ancla para mí: “Recuerda cuánto has progresado, no cuánto te falta. No estás donde quieres, pero tampoco donde estabas”. Mantener este enfoque ha sido clave para darme cuenta de que avanzar no siempre significa dar grandes pasos, sino ir superando pequeños desafíos, uno a la vez.

La frustración es parte del proceso, pero aprender a verla como un signo de que estás en el camino es una lección muy poderosa. Al final, los grandes sueños no se construyen en un día, pero los pasos diarios nos acercan a ellos. Así que, si estás frustrado, si te sientes estancado, recuerda que incluso esos días difíciles te siguen llevando hacia adelante y te ayudarán a ser más fuerte en tu proceso de crecimiento. Te invito, pues, a seguir haciendo cosas imposibles. ¡Gracias por estar aquí! ¡Te abrazo!

En pocas palabras, Kush opina que:

La frustración es parte esencial del camino al éxito; aunque difícil, es señal de avance. Al recordar el progreso en lugar de enfocarse solo en lo que falta, uno encuentra motivación para seguir, paso a paso, hacia esas metas que, por un momento, parecen imposibles.

ATREVERSE A IMAGINAR Y APRENDER

LA FRUSTRACIÓN COMO CAMINO A LA RESILIENCIA

LA FRUSTRACIÓN COMO CAMINO A LA RESILIENCIA

¿Alguna vez te has encontrado trabajando incansablemente, poniendo tu corazón y alma en un proyecto, solo para ver que no lo logras como lo tenías en mente? Sin duda situaciones de este tipo pueden provocar frustración y dudas, lo que te hace preguntarte si tu esfuerzo alguna vez dará los resultados que quieres. Imagínate esforzarte más allá de tus límites; sacrificar tus fines de semana, trabajar hasta altas horas de la noche y, a pesar de todo esto, el reconocimiento o las recompensas que esperabas parecen difíciles de alcanzar. Es fácil sentirse desanimado en esos momentos. Es natural sentir que la frustración va invadiendo; Pero aquí es donde ocurre la magia: en el giro de perspectiva. En lugar de dejar que la frustración te agobie, ¿qué pasaría si pudieras aprovecharla como catalizador para el crecimiento y la transformación? ¿Qué pasaría si lo conviertes en una oportunidad para reevaluar, recalibrar, o en un impulso?

La frustración, cuando la usas de forma positiva, puede encender un fuego interior. Se convierte en el combustible que te impulsa a innovar, repensar tus estrategias y mejorar tu juego. Si cambiamos la perspectiva podemos ver las situaciones no solo como una oportunidad perdida, sino como una lección de resiliencia. Es una oportunidad para cambiar nuestro enfoque, aprender de la experiencia y salir más fuertes. Ganar no se trata simplemente de llegar primero a la meta; se trata del viaje: los obstáculos superados, las lecciones aprendidas y el crecimiento personal logrado a lo largo del camino. Si lo pensamos como un maratón en lugar de una carrera de velocidad, en un maratón la resistencia y la perseverancia son claves. Hay momentos en los que te sientes muy cansado y momentos en los que surgen las dudas, pero es la capacidad de seguir poniendo un pie delante del otro lo que finalmente te lleva a cruzar la línea de meta.

Una de las cosas que he aprendido últimamente es cuán importante debo conocerme a profundidad para entender cosas como: ¿Qué me motiva? Comprender el propósito más profundo detrás de mi trabajo y por qué me levanto todos los días. ¿Qué impacto espero tener? Tener claro mis motivaciones me ayuda a tener resiliencia necesaria para los obstáculos y frustraciones. Tratar que cada experiencia, incluso las frustrantes, sean una oportunidad para crecer. Buscar comentarios, retroalimentación y aprender de mis errores. El reconocimiento externo está fuera de nuestro alcance, por lo que debemos concentrarnos en lo que está en nuestro control  —como mi esfuerzo, mi actitud y mi compromiso con hacer las cosas lo mejor que puedo— y así, me ayude cuando me siento muy frustrada.

He tratado de construir una red de apoyo y rodearme de mentores, compañeros, amigos y familia que me alientan cuando creo que no puedo seguir adelante, y que también me desafíen y me reten. Su perspectiva y aliento son invaluables en tiempos frustrantes y complicados.

En el camino de la vida, las frustraciones son inevitables; ponen a prueba nuestra determinación, desafían nuestras suposiciones y dan forma a lo que somos. Sin embargo, no es necesario que nos definan, sino que pueden ser los catalizadores que nos impulsen a mayores alturas. El verdadero éxito no se trata solo del destino, sino del viaje y la resiliencia que se cultiva a lo largo del camino; y lo más importante, quiénes nos acompañan en este camino llamado vida.

En pocas palabras, Andrea opina que:

Las frustraciones son inevitables; ponen a prueba nuestra determinación, desafían nuestras suposiciones y dan forma a lo que somos. Sin embargo, no es necesario que nos definan, sino que pueden ser los catalizadores que nos impulsen a mayores alturas.

MÁS TEMAS POR EXPLORAR

/ 13

¡MENSAJE ENVIADO!

Tu mensaje ha sido enviado correctamente, en caso de ser mecesario nos pondremos en contacto contigo, ¡hasta pronto!