Difiero... Al conocimiento se llega mediante el cuestionamiento
ESTRÉS, ¿MI ENTORNO O SOLO PERCEPCIÓN?

El día de ayer conversaba con un amigo sobre el trabajo y me decía que desde hacía ya un buen tiempo no disfrutaba lo que hacía; sentía mucha presión y estaba agotado, como que los problemas lo iban debilitando, e incluso físicamente percibía que estaba desmejorado; por ello, me comentó, una parte de su día la dedicaba a hacer actividades que lo hicieran sentir bien, que no tuvieran que ver con su vida profesional, sino que fueran una pausa para encontrarse y divertirse, y a raíz de esta actividad se iba sintiendo cada vez un poco mejor. Esta reflexión de mi amigo me llamó la atención y quise investigar sobre eso.
El estrés, de manera general, es "cualquier estímulo o situación que modifique o interfiera con el equilibrio fisiológico normal de un organismo", y desde el punto de vista psicológico podemos observar que el estrés "es una relación personal entre un individuo y su ambiente, que es evaluada por la persona como una imposición o exigencia o como algo que excede sus recursos, poniendo en peligro su bienestar”.
De estas definiciones podemos observar que el estrés puede ser originado por dos fuentes principales: la primera, la externa, es decir los factores del entorno; y la segunda, la interna, desde mi pensamiento y sucede como percepción; pero en ambos casos debe pasar por el filtro de mi juicio y asimilarlo como peligro, como amenaza, y entonces es cuando mi organismo dispara múltiples reacciones físicas y emocionales; pero, entonces, quién puede regular la cantidad de estrés que siento: en efecto, mi pensamiento, mi valoración de la realidad, esas sumas y restas mentales que hago para determinar si estoy en peligro y qué tanto.
Gestionar el estrés tiene que ver primero con aceptar que todos vamos a sentirlo, reconocer que estos pensamientos a los que se les denomina como automáticos los vamos a vivir a menudo, sin embargo debo cuidar que estos pensamientos no me lleven a magnificar las situaciones, a polarizar mis ideas, o bien a generalizar que todas las situaciones me generan riesgo, cuando esto sucede se le llaman pensamientos deformados, que me generan mucha intranquilidad.
Hay múltiples técnicas para gestionar el estrés: ayuda profesional, apoyo social, actividad física, respiración, entre muchas otras, pero todas provienen de mi decisión de estar mejor y esta voluntad transformarla en una actividad específica. Hay un comentario que me gusta, que dice que la depresión es lo opuesto a la expresión; es decir, cuando puedo ponerle nombre a lo que pienso, lo acepto, y tomo acción para mejorarlo, estoy gestionando mi bienestar, que es un trabajo de máxima importancia en el desarrollo de una persona.
Hay una técnica a la que se le denomina "Detención del Pensamiento", y consiste en poner un alto a mi cerebro cuando me doy cuenta de que las reflexiones que estoy haciendo solo me generan dificultades, me hacen más difícil la situación real o hipotética, cuando esto ocurre debo forzarme a producir pensamientos positivos y sustituir los negativos; es un método que empieza de a poco, y que después puede llegar a convertirse en un hábito que está al alcance de nosotros.
Gestionar el estrés es una tarea diaria, personal y voluntaria.
En pocas palabras, Mario opina que: