Atisbos de Conciencia
EL ORGULLO Y SU RELACIÓN CON LA AUTOESTIMA

Había una vez un majestuoso león que reinaba en la selva. Se sentía invencible y despreciaba a los animales más pequeños. Un día, mientras descansaba bajo un árbol, un pequeño ratón corrió accidentalmente sobre su cola.
—¡Cómo te atreves! —rugió el león, atrapando al ratón con una de sus garras gigantes.
—Por favor, no me mates, gran león —suplicó el ratón—. Si me dejas ir, algún día te devolveré el favor.
El león soltó una carcajada estruendosa.
—¿Tú, ayudarme a mí? Eres demasiado insignificante. Pero hoy estoy de buen humor, así que te dejaré vivir.
Días después, el león cayó en una trampa de cazadores. Una red fuerte lo inmovilizó, y por más que rugía y se esforzaba, no podía liberarse. El pequeño ratón escuchó sus rugidos y corrió en su ayuda.
—No te muevas, gran león —dijo el ratón mientras mordisqueaba la cuerda con sus dientes afilados. Poco a poco, logró romper la red y liberar al león.
El león, avergonzado, bajó la cabeza.
—Me equivoqué contigo, pequeño amigo. Pensé que era demasiado grande para necesitar tu ayuda, pero hoy me has demostrado lo contrario.
Esta fábula ilustra al orgullo en su forma de arrogancia, una emoción que surge cuando la percepción que se tiene de uno mismo es exagerada, como el león que, sabiéndose más grande en tamaño que el ratón, pensaba que no lo necesitaba.
El orgullo en su connotación más constructiva es esa emoción que nos conecta con la satisfacción, como la que sentimos los padres o los abuelos cuando vemos que los hijos o nietos son reconocidos por algún talento o por algún logro.
Ahora, quiero relacionar el orgullo con la autoestima. Cuando el orgullo se manifiesta en una satisfacción personal contribuye a la sana autoestima. Sentirnos orgullosos por nuestros propios logros, por nuestras capacidades y talentos, nos afirma y nos produce una sensación de valía, una certeza de ser capaces. Cuando este orgullo se siente por los demás, también hay un aporte a nuestra autoestima, porque cuando nosotros prodigamos reconocimiento a otro, la alimentamos. Interesante, ¿no?
En cambio, cuando el orgullo aparece en forma de arrogancia se da un golpe a la autoestima. En ocasiones, las personas muestran su arrogancia y otros confunden sus actitudes con una gran autoestima. En realidad, a eso se le llama pseudoautoestima, es decir, es una “fachada” que encubre precisamente su pobreza.
En pocas palabras, Norma opina que: